jueves, 26 de abril de 2018


Desde que no tengo a mi hija, no tengo vida


Un papá emprende una huelga de hambre en la Puerta del Sol de Madrid para reclamar ver a su hija después de casi dos años sin poder verla.

"La madre de la niña ya lo tenía todo planeado para irse, sin decirle nada a nadie. Lo hizo de madrugada, según cuenta Julio, «y hasta septiembre no supe donde estaba mi hija..»"


Desde CCI queremos expresar todo nuestro apoyo y solidadaridad con Julio. 


¡¡Ni un niño mas huerfano de padre vivo!! 

¡¡Ni un niño mas secuestrado por su madre!!

 


«Desde que no tengo a mi hija, no tengo vida»


ABC Alejandra Gonzalez  - Madrid 26/04/2018

Más de quinientos días sin ver a su hija, cuatro de ellos en huelga de hambre. Así es la situación actual de Julio Acebrón, un hombre de 35 años que lleva desde el pasado lunes postrado en un puff en la Puerta del Sol. Con el único sustento de agua y bebidas isotónicas, pasa las horas hablando con todo aquel que se le acerca. ¿El por qué de esta «rebeldía»? Se llama Noah, tiene cuatro años y «está creciendo sin su padre», afirma este protagonista.

El único fin que busca con esto es tener a su hija consigo, «tener la custodia de la niña y que pueda crecer tanto al lado de su madre como de su padre, incluso de sus abuelos, tíos y primos que tanto la echan de menos». Así lo expresa Julio, quien lucha incansablemente porque la custodia compartida, en familias que han vivido divorcios, sea un hecho.

Para comprender toda la historia hay que retroceder en el tiempo, noviembre de 2016, y viajar a otro país y otra ciudad: Bristol, en Reino Unido. El relato de Julio comienza así:

«La relación con la madre de mi hija termina en septiembre de 2016. El deseo de ella era volverse para España, pero yo en ese momento tenía buen trabajo y una estabilidad. También pensaba —y sigo pensando— que Noah tendría un mejor futuro allí. Como no era partidario de esa decisión, un día, un seis de noviembre, desaparecieron. Ahí empezó mi calvario».

Emocionado, sin poder contener sus sentimientos, continúa: «Antes de que eso ocurriera, yo estaba casi sumido en una depresión porque la situación era insostenible. Mi expareja desaparecía todos los fines de semana con mi hija y yo apenas tenía tiempo para verla». Tras días de incertidumbre, de denuncias «sin sentido, solo para permitirle salir del país sin mi autorización», Julio se entera que su hija y su expareja han vuelto a España, a Madrid.

Visitas a escondidas

Desde noviembre hasta febrero sin tener noticias de Noah, hasta que la familia materna se pone en contacto con la madre de Julio. La abuela paterna recibió un mensaje un día. «Hola Sagrario, el niño sale de la ludoteca a las 4.30. ¿Por qué no te vienes?». Sin entender nada, respondió con un: «No tengo tiempo, estoy trabajando». Tampoco entendía de qué se trataba. Otro mensaje: «Lee bien entre líneas. El niño sale de la ludoteca a las 4.30». Algo dentro de Sagrario se encendió y fue al lugar que el mensaje le indicaba. Allí estaba Noah, que salía de unas actividades extraescolares. Ese día comenzaron las visitas semanales —sin que la madre de la niña lo supiese—, teniendo a la abuela materna y la tía de cómplices. Pudo verla durante unos meses, «siempre a escondidas».

«Deseaba que llegara ese día semanal porque podía hablar con mi niña por teléfono. Siempre me preguntaba por mí, que dónde estaba… Mi madre me mandaba fotos y así era como, en la distancia, podía saber de ella», relata Acebrón.

Todo, podría decirse, que iba bien hasta el regreso de Julio a España por vacaciones. «Estaba averiguando papeles y todo lo necesario para volverme, definitivamente, a Madrid, pero tenía que avisar con antelación a la empresa y por eso cogí los días de vacaciones que me pertenecían. Al regresar a Madrid lo primero que hice fue ir al colegio de mi hija», continúa.

La madre de Noah no dio crédito a lo que veían sus ojos cuando Julio apareció por allí. Se preguntaba cómo había averiguado eso, cómo podía saberlo. «Estaba tan bloqueada que lo único que me dijo fue que las acompañara a casa que me iban a dar el regalo por el día del padre —uno que Noah había preparado en el colegio—. En ese momento pensé que todo podría calmarse, que la situación iría a mejor, pero estaba en lo incierto».

Julio cuenta que estuvo con su hija unos quince minutos, «los diez del trayecto hasta casa y cinco que estuve allí hasta que me dieron el llavero». Tras eso, otra vez sin saber de Noah.

«Estaba todo planeado»

«Después de varios días sin verla y sabiendo que estaba con fiebre —y no había ido al médico— planeé con el marido de mi madre, mi suegra y mi cuñada llevarme a la niña. Antes de hacer nada, lo consulté con mi abogada para no cometer ninguna ilegalidad. Me confirmó que no pasaría nada siempre que no hubiese violencia de por medio», relata Julio. Dicho y hecho.

No le avergüenza reconocer lo que hizo porque su único deseo era poder estar con su hija, algo de lo que llevaba privado desde noviembre (eso era casi a finales de junio). Fue a ver a la niña con la excusa de que adelantaba su vuelta a Bristol. Lanzó una moneda al aire y salió cara. «Le dije que iba a acercarme al coche para que mi madre le diese un beso y aceptó. Cuando escuché la puerta de casa cerrarse, eché a correr. El marido de mi madre estaba al volante, el coche en marcha, la puerta de atrás abierta y me habían dejado una sillita homologada para montar a Noah. Esa noche mi hija durmió conmigo».

No era su intención quedarse con ella o huir, sino disfrutar de su hija de miércoles a domingo, que sería cuando se tenía que volver a Bristol. Estuvo con él hasta que terminó la semana y se la entregó de nuevo a su madre. «No sabía que ese día cambiaría todo porque no la volvería a ver más», asegura.

La madre de la niña ya lo tenía todo planeado para irse, sin decirle nada a nadie. Lo hizo de madrugada, según cuenta Julio, «y hasta septiembre no supe donde estaba mi hija porque me enteré en el colegio donde estaba matriculada».

Junio de 2017

Ese fue el último mes que Julio pudo ver a su hija. Aunque sabe en qué lugar está actualmente, no sabe cómo se encuentra. «Primero la matriculó en un colegio en Navalcarnero; a los pocos días, en Vallecas, y ahora está sin ir al colegio porque vive con su madre en el Centro de Atención, Recuperación y Reinserción de Mujeres Maltratadas (CARRMM), pero no sabemos donde».

Julio asegura que no hay ninguna sentencia que lo acuse de un delito como este. Ni de ninguno. ABC ha podido tener acceso a la sentencia sobre faltas leves que la madre de Noah le impuso. Está absuelto también en segunda instancia, ya que el recurso a la primera sentencia también fue a favor de Julio.

En el fallo se expone: «Se desestima el recurso de apelación formulado por la procuradora de los tribunales XX, en representación de ZZ, contra la sentencia CC, de 10 de octubre, del Juzgado de Violencia sobre la Mujer nº1 de Fuenlabrada, que absolvió a Julio Acebrón Paniagua del delito leve de vejaciones por el que venía siendo acusado: sentencia que se confirma en su integridad».

Situación actual

¿Por qué ninguno de los dos tiene la custodia de la niña? «El problema viene por el juzgado donde tiene que hacerse, que es en Navalcarnero y es el más saturado de toda España. Mi expareja interpuso la denuncia para estos trámites en enero de 2017 y a día de hoy no me ha llegado ninguna notificación», insiste Julio. Por otra parte, «la denuncia que interpuse para pedir la custodia de mi hija tampoco llega porque ella está en calidad de acogida en el CARRMM. Y este centro nunca se lo notifica».

Por tanto, Julio aclara: «No puedo seguir denunciándola para la custodia de mi hija porque nunca le va a llegar la notificación de la vista».

Sin negarlo en ningún momento, Julio reconoce que Noah necesita crecer con su madre, «pero también con su padre y me están privando de ello». Aunque, si hay algo por lo que verdaderamente este hombre se emociona, es por su madre. Las lágrimas recorren su rostro cuando habla de lo mal que lo está pasando.

En calidad de abuela de la pequeña, solicitó medidas para poder verla. Para ello, tuvo que denunciar a su propio hijo a la madre de Noah y le concedieron dos domingos al mes para pasarlos con su nieta. «Eso fue, aproximadamente, en agosto de 2017 y seguimos sin tener a la niña».

Julio nunca ha perdido la esperanza de hablar con su expareja. «Le he mandado emails que me consta que ha leído pero que, automáticamente, ha reenviado a su abogado. Le pedí, incluso, que me diera un número de cuenta para ingresarle dinero cada mes y tampoco obtuve respuesta…». Desde que volvió a España definitivamente, este padre trabaja de ayudante de producción en una empresa, donde reconoce ser feliz. «Para estar aquí estos días he aprovechado días libres y he acumulado vacaciones, aunque no sé el tiempo que voy a estar aquí».

La explicación a la huelga de hambre la aporta en una frase: «Desde que no tengo a mi hija, no tengo vida». Sigue sin entender el porqué de todo esto. «Me la han arrebatado», repite una y otra vez.

Mucha gente es la que se para a leer lo que Julio expone; otros, sin conocerlo de nada, se acercan cada tarde desde el lunes para charlar con él y con su familia, que de manera intermitente pasan tiempo allí.

¿Hasta cuándo durará esta huelga de hambre? «Hasta que tenga a mi hija».


miércoles, 4 de abril de 2018


Entrevista a José Manuel Aguilar, psicólogo forense


Hoy os traemos la entrevista realizada por ABC al Psicólogo Jose M. Aguilar:

"Primer mandamiento para quitar a los niños del campo de batalla."

"Los niños no son de nadie. Son seres humanos independientes de ellos. Necesitan a papá y a mamá. Y si ya no somos pareja, siempre seremos familia"

"No se puede estar esperando un informe psicosocial que tarda un año. En ese tiempo un niño es ya otra persona. ¿Y mientras tanto no ve a su papá? ¿No ve a su mamá?"



José Manuel Aguilar, psicólogo forense: «Los hijos no son propiedad de nadie»


ABC - ARISTÓTELES MORENO CÓRDOBA 03/04/2018


Sienta cada día en su consulta a seres golpeados por la extenuante batalla de las separaciones. Y en este enconado conflicto es un reputado especialista

Fue el primero, en 2004, en escribir un libro en español sobre la manipulación de los niños en el proceso de separación de los padres. La obra se tituló «Síndrome de Alienación Parental (SAP)», en tu terminología médica, y categorizó el tsunami de conflictos familiares que hoy ya son el pan nuestro de cada día. Los hijos, asegura el psicólogo forense, se han convertido en arma arrojadiza de una guerra que no es la suya. Con este trabajo, y otros más que le siguieron, José Manuel Aguilar puso el dedo en la llaga de una de las plagas de nuestro tiempo. Veamos.

-En la guerra de las parejas, ¿los niños son los primeros rehenes?

-Sin ninguna duda. Ahora bien: está habiendo un cambio cultural. Tengo la alegría de que parejas de menos de 30 años vienen a mi consulta y me dicen: «Nos vamos a divorciar. ¿Cómo nos organizamos?».

-Primer mandamiento para quitar a los niños del campo de batalla.

-Los niños no son de nadie. Son seres humanos independientes de ellos. Necesitan a papá y a mamá. Y si ya no somos pareja, siempre seremos familia.

Hijo de jiennense, nació en Madrid en 1968. A los 18 años decidió ser andaluz, dice jocosamente, porque los andaluces «nacemos donde nos da la gana». De Andalucía le deslumbró su luz. Y, un poco por azar, se afincó en Córdoba, donde vive desde entonces. Estudió Psicología en Granada y abrió consulta en la ciudad de la Mezquita en 1997. Fue en ese tiempo cuando conectó con colegas estadounidenses, quienes le anticiparon la cascada de estudios que ya en Norteamérica sistematizaron el también llamado síndrome de interferencia parental. «Aquí estábamos todavía quitándonos la caspa de otra cultura», declara.

Al año siguiente de la publicación de su trabajo sobre el SAP, editó un nuevo libro sobre custodia compartida. La obra abrió nuevos caminos de análisis de un modelo que empezaba a consolidarse en España. Tanto que el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid fichó a Aguilar Cuenca como asesor en la materia. Es autor de dos guías para padres, ha impartido cursos en Colombia, México, Alemania y Portugal, y ha sido docente de la Universidad Pablo de Olavide, Granada, Alicante, y las escuelas de verano de El Escorial y de la Autónoma de Madrid. La entrevista tiene lugar en su consulta del Vial Norte. Tomamos asiento y entramos en materia.

-Dos niños ahogados y carbonizados en Getafe. El parricida se suicida en las vías del tren. ¿Cuál es su diagnóstico como psicólogo forense?

-No conozco el asunto. Las opiniones tienen que tener una base. Lo primero es que se trata de una tragedia humana. Se han perdido dos vidas inocentes y la de otro señor. Lo que demuestra que como sociedad hemos fallado.

-¿Y qué puede hacer la sociedad para evitar tragedias como esta?

-¿Este señor por qué no ha recibido apoyo? ¿Qué pasa con el servicio de protección de menores? ¿Cómo nadie se ha dado cuenta? La sociedad es una gran red que amortigua. En la crisis se ha visto claramente cómo los países del marco latino, que tenían una red social, ha tenido menos repercusión. En el ámbito anglosajón y norte de Europa las consecuencias a nivel de salud mental han sido mucho más severas.

-Más de 30 niños muertos desde 2010 a consecuencia de la violencia machista. ¿Qué está pasando?

-Tenemos un problema que no estamos resolviendo. No se puede basar todo en el castigo y los instrumentos que tenemos no son adecuados. Desde la Ley contra la Violencia de Género de 2004 tenemos un «background» suficiente. Hay un problema también severísimo de violencia filoparental. De los hijos a los padres. Hemos pasado de hablar de niños tiranos a niños violentos que agreden a la madre.

-¿La violencia machista es una patología o una cultura?

-Hay gente que tiene base violenta y luego hay valores culturales. Son los dos. ¿En qué porcentaje? No lo sabemos. Será variable según el caso. Hay que intervenir de forma global.

-¿Y por dónde empezamos?

-Por el divorcio. Ningún código civil va a solucionar el problema emocional. Y el divorcio es un problema emocional. Luego se hablará de cómo se separan las cuentas o quién se queda con el piso. Otra cuestión: los tiempos. No se puede estar esperando un informe psicosocial que tarda un año. En ese tiempo un niño es ya otra persona. ¿Y mientras tanto no ve a su papá? ¿No ve a su mamá?

-¿Por qué la separación es una experiencia trágica?

-Porque hay una herida narcisista: me abandonas, me has puesto los cuernos, me has roto mi proyecto vital. Y no se asume que hay una responsabilidad de dos. Es más útil encontrar un chivo expiatorio. El chivo expiatorio ha hecho evolucionar al ser humano: cuando no han sido los judíos, han sido los negros y, cuando no, los cristianos o los musulmanes. Los hijos no son propiedad de nadie y se usan como arma arrojadiza. Usted no puede hacer eso con un ser humano.

-¿La custodia compartida es la medicina que todo lo cura?

-No. Es un gran avance. Por debajo de 30 años la brecha de género es apenas inexistente. Y empieza a crecer exponencialmente cuando llegan los hijos. Eso son datos estadísticos. Antes nos soltaban a las cinco en la calle y estábamos toda la tarde en el paraíso. Y ahora ya no puede ser eso.

-¿Por qué?

-Porque los entornos urbanos ya no son tan amables. Lo primero, la multitud de coches.

-¿La amputación de la calle es determinante en el desarrollo de un niño?

-Le hemos dado a cambio sitios cerrados. Centros comerciales, pantallas.

-¿Y sin calle podemos crecer?

-Lo que no podemos crecer es sin interacción. Los llamados «juegos de regla» (rescate, policías y ladrones, pañuelito) son un reflejo infantil de algo que harás de adulto. Se está deteriorando la interacción social. La Ciudad de los Niños aquí es un sitio fantástico para interaccionar.

-La custodia compartida representa el 28%; la exclusiva de la mujer, el 66%; y la del hombre, el 5%. ¿Qué números hay que corregir?

-En el 86 se establece el primer estándar de custodia compartida en Suecia. Y ya estamos aquí en los niveles de Suecia. Esto es un avance. Una manera de decir que los niños son responsabilidad de dos progenitores. Y no hay ningún cromosoma que diga que uno tiene que poner las lavadoras. No te puedes escaquear.

-¿Cuando el amor sale por la puerta, ¿qué patología entra por la ventana?

-Cuando la herida narcisista de que me has abandonado, cuando has roto mi proyecto vital o me has sido infiel, viene el pensamiento obsesivo rumiante. ¿Y por qué se prolonga tanto? Porque resulta muy útil tener a alguien a quien culpar. ¿El niño suspende? La culpa es de su padre. ¿Que te has separado? Yo te voy a acompañar en el duelo. Y, a partir de cierto momento, no más.

-Hay gente que se agarra el duelo.

-Absolutamente. Es muy útil. Y hemos generado en esta sociedad una cultura de la víctima. Dale una caña y que se ponga a pescar.

-¿De qué es síntoma el SAP?

-Del uso instrumental del ser humano como arma arrojadiza. Generar miedo. Que le tema a su mamá o a su papá. Ahora el mayor porcentaje de progenitores alienados son mamás. Antes eran papás porque eran ellas las que tenían la custodia. Atiendo a una o dos mujeres al día: mamás que no ven a sus hijos.

-En su decálogo sobre la ruptura de pareja, se lee lo siguiente: «Siempre es mejor llegar a acuerdos». ¿Le hacen caso?

-Hay una generación por encima de los 55 que entendía que el papá paga y una vez al mes coge a los niños. La segunda generación hasta los treinta y pico es la que ha hecho la revolución de la custodia compartida. La siguiente ya no se plantea la custodia compartida, sino qué tipo de custodia compartida vamos a hacer. El cambio cultural está ahí.

-¿Cuál es el síndrome de un hijo de divorciados?

-Cuando hablamos de casos de altísimo conflicto, que es lo que yo trabajo, se les queda de la infancia una nube de confusión. No saben qué fue verdad. Qué pasó y qué no pasó. ¿Fue verdad o me lo indujo uno de los progenitores? Y pasan de arma arrojadiza a infantería. Tienen la cabeza comida y ya no quieren ver a su madre de motu propio. Y se sienten luego doblemente culpables


http://sevilla.abc.es/andalucia/cordoba/sevi-jose-manuel-aguilar-psicologo-forense-hijos-no-propiedad-nadie-201804031135_noticia.html

Ampliamos con la entrevista realizada a José Manuel Aguilar por Custodia Paterna:


https://www.youtube.com/watch?v=nj3Ntp-ztgo&feature=youtu.be

lunes, 2 de abril de 2018

PODEMOS, IU, EN MAREA Y EL PSOE SOLICITAN EN EL CONGRESO UNA JORNADA SOBRE "LA GUARDIA Y CUSTODIA COMPARTIDA IMPUESTA" que organizan con asociaciones Feministas. 


La "Izquierda" del arco parlamentario organiza el 27 de Abril en colaboración con la asociación feminista "Plataforma 7N contra las violencias machistas" una jornada contra la "Custodia Compartida Impuesta". Invitaran a "expertas y organizaciones feministas"

"El objetivo de la jornada es analizar de forma integral las implicaciones de la guardia y custodia compartida impuesta sobre los derechos de las mujeres.."



Lamentable reflexión que una vez más pone de manifiesto los intereses que estas organizaciones defienden, pues nada se dice de los derechos de los niños estando al parecer únicamente interesadas en los derechos e intereses de algunas mujeres. Conviene recordar que los niños antes de que sus padres se separen gozan de una Custodia Compartida y que lo que se impone a día de hoy mayoritariamente en los juzgados de familia en España es la Custodia Materna.

Los peques quedan separados de sus papás de un plumazo viéndose sometidos a un régimen de visitas cuartelario de la noche a la mañana. 

Una vez más los partidos autodenominados de izquierda vuelven a retratarse con el sector mas retrogrado del movimiento feminista que exhibe una demagogia sin limites tratando de confundir la Custodia Compartida con la violencia de genero. 

Las mamás a cuidar a los niños y los papás a ganar dinero para mantener a la familia, un modelo harto progresista.
 
Reaccionen Sres. y Sras. de la ¿izquierda?, en política no todo debiera reducirse a gestionar  subvenciones por millonarias que estas sean.