viernes, 2 de agosto de 2019

PADRES FICTICIOS


Pocas veces entramos a valorar lo que nos venden las ficciones que se emiten por la tele.

Y ahora que recientemente, hemos oído que hay rumores de que los Simpson piensan retirar el personaje de Apuh por los estereotipos nocivos que conlleva. En esta sociedad occidental de hoy en día con la piel tan sensible, tenemos multitud de ejemplos de que hoy se mira con lupa cada palabra, cada gesto.  El “ofendidismo” puebla las redes sociales y siempre hay alguien que viene a hablarnos sobre que esto o aquello es machista, racista, etc. 

A raíz de eso, vi necesario analizar la imagen que, de la paternidad, se da en los medios, sobre todo en el caso de la ficción. La verdad es que asusta, y no es por hacerme el ofendido (que para eso están los profesionales del tema). Pero muchas veces, el uso de ciertos estereotipos sirve para vendernos una imagen de un colectivo.



En este artículo vengo a sacar algunos ejemplos de nuestro colectivo a la luz, porque la realidad me parece sangrante.

Por empezar por nuestra televisión patria, podríamos empezar con las dos sitcom más famosas de este país: “Aquí no hay quien viva” y su sucesora “La que se avecina”.
En la primera tenemos un caso que, además, nos toca de lleno: en la primera temporada, primeros capítulos. Uno de los vecinos (el hijo de Concha), discute con su ex mujer por teléfono sobre poder pasar más tiempo con los hijos (que tenía por meses, dividiéndose los hijos entre ambos). Al colgar, coge su chaqueta y le dice a la madre: “voy a salir, quédate con el niño”. En un claro ejemplo de vendernos la imagen de: “el padre quiere la compartida, no para ejercer su paternidad, pues el hijo acabará con su nueva pareja o la abuela de turno, sino para ahorrarse pensión”. Así como en una temporada siguiente, en un conato de separación de los Cuesta. El patriarca de la familia dice: ya decidiréis con quién os queréis quedar. Como si los hijos deberían elegir entre uno u otro como si fuera el típico: “a quién quieres más”.

En cuanto a la segunda. Tenemos el claro ejemplo de Amador. Amador es un retrato del español “gañán”. Empieza la serie como un padre de familia clase media que tiene varios hijos y que pasa más tiempo trabajando que otra cosa, para acabar convirtiéndose en un padre separado que no se preocupa por sus hijos, que los deja con cualquiera para irse con los amigos, que está más pendiente de ligar que de educar a los hijos, que busca la manera de no pasarle la pensión alimenticia a su ex. Para  acabar convertido en un hombre que no se encarga de sus hijos, pero que, encima, recibe una pensión de su ex (ciencia ficción nivel Star Wars en la España de hoy día).

Tenemos otro ejemplo reciente y que, además, siendo autobiográfica, es un caso más sangrante. Se trata de la serie El fin de la comedia, que trata sobre la vida del cómico canario Ignatius Farray. En la serie, uno de los argumentos secundarios (que también lo es de su sección en el programa de la SER: La Vida Moderna (grupo prisa muy amigo de este feminismo de cuarta ola que publicita tanto en su diario como en sus programas radiofónicos) es su juicio por la custodia de su hijo (en la serie de su hija). La serie en si (también su personaje en sí, tanto en la ficción como en la radio) lo vende como una persona con problemas con el alcohol, de vida bastante disoluta, una persona que le cuesta cuidar de sí mismo, como para pensar en que tenga capacidad de cuidar de un menor. En general (sobre todo en el programa de radio), nos vende una imagen  de padre despreocupado (me tengo que apuntar merendar en la mano o sino es que me olvido de darle de merendar a mi hijo, o a mi hijo le hago hacer escenas en el metro y él mismo se siente abochornado). Es obvio que lo que cuenta en el programa, puede ser tan ficción como su serie, pero realmente no sé, hasta que punto, el personaje (Ignatius Farray) bebe de la persona (Juan Ignacio Alemany Delgado) o, tratándose de la Ser es un modo de vendernos esa imagen que quieren hacernos creer que somos todos los padres separados: personas que no tenemos la capacidad de criar a nuestros hijos, porque no somos capaces ni de cuidar de nosotros mismos.

En la reciente película de Maribel Verdú y Luis Tosar. A este último se le presenta como padre separado que pasa del hijo “porque es un rarito de mierda y yo quería un macho” y que quiere vender la casa donde vive su ex mujer porque bastante hago con pasarte una pensión y encima ni trabajas. Mas adelante, en la película, el personaje interpretado por Resines tiene una escena con un compañero que le dice: si tu mujer esta con otro y tiene dinero, ¿Porqué sigues pasándole la pensión? Como si la pensión se pagará a la madre y no fuera un dinero destinado para los gastos de los hijos.

De la ficción estadounidense podríamos ver los ejemplos de las series de animación para adultos: Los Simpson o  Family guy. En ambas se nos presenta el típico americano medio, gordo, comedor compulsivo, bebedor y que además hace poco caso a los hijos, que en su mayoría sufren trastornos por culpa del padre. Ya que, en ambos casos, la madre se presenta como una mujer y madre coraje que lleva adelante su casa a pesar de las acciones del marido.

Hablando de series recientes, tenemos el caso de  la serie Por 13 razones. La serie trata el bullying a través de la historia de una joven que se suicida tras recibirlo. En la segunda temporada, el personaje del padre se nos vende como un padre que ha pasado pagina. Ha rehecho su vida y parece no pesarle la muerte de la hija (debemos seguir adelante le dice a la madre), mientras la madre está destrozada y está centrada en esclarecer todo lo ocurrido y nos la venden, de nuevo, como una madre coraje frente al padre despreocupado.

En la película Tully, reciente película americana que trata sobre la maternidad real. Nos dibujan a una familia de 3 que aumenta a 4 miembros y se ve como la mujer está desbordada por el día a día; mientras que el marido llega del trabajo, enchufa la consola, se pone sus auriculares y desconecta de todo (de nuevo el padre despreocupado y la madre coraje).

En otra película americana, titulada Un buen partido. Nos venden la imagen de un padre separado que regresa a recuperar a su hijo y su ex mujer. En la película, nos venden la imagen (de nuevo), del padre que acaba pensando más con la entrepierna que con el corazón. Algo que se repite en multitud de ocasiones y que es el argumento que muchas de las mal llamadas feministas nos venden desde los medios. Muy recientemente lo hemos visto con el caso del padre que quería vender la casa familiar por que su ex pareja vivía allí con su nueva pareja, pagando el padre la mitad de la hipoteca y no pudiendo esté tener una vida normal debido al enorme gasto que le acarreaba la separación. En una de las intervenciones que el abogado del padre hizo en televisión, la “periodista” Elisa Beni comentaba: los padres son los que rompen las parejas y se van con otras y es lógico que paguen por ello. Esa imagen del padre que se desentiende de la familia, que olvida su rol de padre (porque entendemos que las parejas se rompen, pero no podemos entender que nadie rompa su vinculo paterno filial) por la primera falda que se le levanta (dicho en términos vulgares y sin deseo de ofender a los profesionales de la ofensa) nos la venden continuamente, ya sea en tertulias televisivas como en la ficción (multitud de películas, series, etc). Vienen a decirnos que nosotros priorizamos siempre nuestros instintos más primarios por los instintos familiares. Como si, además, al contrario no pasase.

Es cierto que el cine nos ha dejado historias preciosas de paternidad como la de Yo soy Sam, La vida es bella, En busca de la felicidad o De padres a hijas. Pero no olvidemos que a través de la ficción, sobre todo últimamente, nos están intentando vender ciertos dogmas (en la misma Por 13 razones, uno de los capítulos es una secuencia de muchísimas mujeres diciendo que todas han sido maltratadas, abusadas, que han sentido miedo. Vendiéndonos esa teoría del miedo y de que toda mujer vive oprimida por el patriarcado).

Y si, existen esos padres que pasan de los hijos, que buscan la manera de no pagar pensión, que se desentienden de los hijos si aparece una mujer y luego intentan regresar a su vida si la mujer desaparece….. Pero al igual que existen muchísimos padres abnegados que luchamos por cuidar y criar a nuestros hijos. Que no nos duele pasar una pensión o pagar parte de una hipoteca, nos duele que nos arrebaten el preciado tiempo de la infancia de nuestros hijos que jamás volverá. El dinero lo ganamos con tiempo, tiempo que invertimos trabajando. Sólo pedimos que se nos permita disfrutar del resto del tiempo que no estamos trabajando en cuidar de nuestros pequeños y que dejen de vendernos una imagen que no corresponde con la realidad.

CCI - P JJ

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